lunes, 13 de enero de 2014

EL DÉFICIT DE LA SEGURIDAD SOCIAL… SON LOS PROCEDIMIENTOS… NO LOS MEDICAMENTOS… O COMO UN SISTEMA PUEDE DEVENIR ALTAMENTE INEFICIENTE POR LA APLICACIÓN DE PRINCIPIOS BUROCRÁTICOS.


La Seguridad Social, en su vertiente de prestataria de servicios sanitarios con carácter universal y gratuito, debería ser vista con orgullo por todos los españoles al ser fruto y reflejo de nuestros esfuerzos colectivos, así por supuesto nuestro magnífico sistema nacional de transplantes, que es ejemplo en todo el mundo, no crea de modo computable mayor riqueza que los costes de su personal y mantenimiento, cuando el valor de la vida humana, o de la calidad de vida de un transplantado de riñón son literalmente inconmensurables.
Lamentablemente sus costes son cuantiosos, y sus funciones están siendo cuestionadas. Obviamente por su tamaño tiende a ser una institución con carácter burocrático con las limitaciones propias de los mismos tanto por sus excesivos procedimientos como el exceso de rigor a la hora de aplicar los mismos.
Me fascina la profesionalidad de mi médica de cabecera quien en el 2009 me puso en tratamiento por una hipertensión crónica con una profesionalidad mucho mayor que la del “especialista”, ya que teniendo diagnosticada y medida una hipertrofia del ventrículo izquierdo por una cardióloga en Francia desde 1998 (con una ecogafría del corazón de elemento diagnóstico) ; mi cardiólogo no se dignase sin embargo en mirar de reojo más de un segundo la radiografía torácica de mi persona para concluir que mi hipertensión es “idiopática” según él, término que en este caso no define que su causa sea indeterminada, sino su propia incompetencia o falta de voluntad para constatar la misma… Buenos y malos profesionales los hay en todos los ámbitos de actividad humanos… Me fascina de idéntico modo que mi médica de cabecera mismo pase más tiempo delante de la pantalla de su ordenador absorta en rígidos procesos y procedimientos administrativos condicionados por la propia máquina o el “sistema” en vez de haciendo “cosas de médicos”, así como me fascina que sus funciones básicas queden limitadas tanto a la expedición de recetas (fármacos, siempre los necesarios según criterios médicos, por lo que no cabe el concepto de “exceso de prescripción”), como a diferir pacientes a los distintos especialistas de la medicina. Curiosamente entidades de seguro privadas que se rigen por el principio del ánimo de lucro, entregan con sus contratos cuadros médicos completos que incluyen especialidades confiando en que sus clientes sabrán distinguir si su dolencia necesita de la atención de un cardiólogo, un neumólogo, un ginecólogo, un nefrólogo, un urólogo, un dermatólogo, un otorrinoralingólogo, un podólogo, un pediatra, un cirujano maxilofacial, un oftalmólogo, o un proctólogo (dentro del largo etcétera de los profesionales de la medicina), a los que acudir directamente según la naturaleza de sus dolencias, sin tener que pasar por la primera “criba” de un profesional generalista (médico de cabecera) que lo difiera a un especialista al que hubiese podido acudir de motu propio desde un principio con el consiguiente ahorro de tiempo (propio y del profesional de la medicina), recursos económicos (tiempo del profesional) y lógicamente una mayor eficiencia, como la menor saturación de las consultas de las médicos generalistas (que afecta a los demás usuarios), al poder acudir directamente a un especialista.
Andaba yo sumido en estas reflexiones cuando un excrecencia “tumoral” según los profesionales de la medicina, y sebácea, supurante y desagradable de ver y sentir sin más para el sujeto administrado que escribe el presente artículo me hizo percatarme del conjunto de horrores del sistema en su conjunto. Tras constatar la presencia de dicho cuerpo casi extraño aunque creciera de mi propio organismo, acudo a ver a mi eficiente y profesional médica de cabecera, con la esperanza de que resolviera el asunto : un tajo de bisturí, exprimir el cuerpo infeccioso, desinfectar y coser : 5 minutos como máximo, me consta que cualquier enfermero profesional está cualificado para “sajar”… Error, semejantes actos quirúrgicos no tienen cabida en su consulta sino que me difiere a un dermatólogo. Dicho dermatólogo a quien tengo ocasión de consultar cuatro meses después en un centro de especialidades no solo no opera la incisión liberadora, sino que se queja de que me he “estado tocando” (¡y exprimiendo!, y relajando la presión del área inflamada, ya que en caso contrario hubiese llevado un huevo de codorniz colgando a modo de tercera gónada) y descubro que el sistema de la seguridad social excluye de su cuadro de tratamientos la extirpación de verrugas, que nunca me han molestado mucho (tampoco soy una persona demasiado preocupada por la estética) pero ya que estaba ante a un profesional del tema pensé erróneamente podría aprovechar la situación para resolver lo de mis verruguitas. Me cuesta creer y me sorprende que un sistema sanitario capaz de poner helicópteros al servicio de la movilidad de órganos para su transplante corra riesgo de quebrar por solucionar unas simples verrugas… Constato que si bien la “demanda del bien” salud o sanidad puede considerarse ilimitada, las prestaciones dentro del sistema no lo son. Dicha profesional me difiere a un centro hospitalario para ser atendido por un cirujano-dermatólogo o dermatólogo-cirujano, quien al parecer es el único profesional cualificado por mor de la rigidez del sistema para proceder al saje… El problema no es resuelto hasta cuatro meses después y ocho desde la primera visita.
Han sido pues necesarias 3 consultas a profesionales médicos cualificados, en un periodo de ocho meses, para resolver algo que hubiese podido resolver un enfermero desde un principio con unos recursos mínimos y un máximo de eficiencia. Exceso de procedimientos y escasa racionalidad de los mismos por lo coercitivos y rígidos que resultan, exceso de especialización : todos los síntomas que pueden aquejar a una organización burocrática disfuncional y que aquejan al conjunto de administraciones del estado. Es un problema sistémico, y explica como lamentablemente a pesar de que las administraciones se compongan de funcionarios que a título individual son razonables y competentes, los resultados de la administración en su conjunto no sean los que de ella puedan esperar los sujetos administrados (constato las mismas ineficiencias en el INEM / Servef).
Si en una organización privada con ánimo de lucro y compuesta de personal asalariado, un problema que pudiéndose resolver en 5 minutos tardase 8 meses en resolverse (enquistándose, y nunca mejor dicho), alguien debería asumir responsabilidades. Lamentablemente en el caso de la administración es la asunción de dichas responsabilidades en el marco normativo excesivamente riguroso que le es impuesto a su personal (al sanitario entre otros) que explica la ineficiencia de la administración a quien hace tiempo se le olvidó que el poder está donde está la acción, y que las estructuras administrativas no existen ni tienen por objetivo el perpetuarse y justificar su propia existencia, sino para brindar un servicio a los sujetos administrados. Igual la próxima vez actúo cual “pasajero clandestino” con la malsana intención de que me lo resuelvan en urgencias, confiando en que de un modo asimétrico otros usuarios del sistema de salud público no tuviesen un comportamiento tan incívico, ya que si eso fuese así de un modo agregado, las urgencias se hundirían por la saturación por la demanda prestaciones que en realidad no lo son (urgentes). Lamentablemente, los ejemplos de comportamientos agregados nefastos con relación a lo racional de la lógica que los motiva individualmente son legión.
P.S. En estos momentos podría ser yo mismo transmisor sin padecerlo del virus del papiloma humano (soy del todo asintomático), a lo que el sistema nacional de salud no sabe responder porque la serología que permitiría averiguarlo no está contemplada en el sistema. Colmo de las aberraciones, puedo transmitir una enfermedad a terceros por ignorancia (y el sistema no favorece ni un mejor conocimiento ni por consiguiente un mayor nivel de prevención), pendiente de que los resultados en otras personas me permitan constatar si soy o no vector del virus. Suerte que para el caso del V.I.H., existen los Centros de Información y Prevención del Sida que operan de un modo más próximo y flexible de acuerdo con la responsabilidad individual de todos y cada uno.

Mojinos Escocíos, ¡¡Qué bueno que estoy!! ,
http://www.youtube.com/watch?v=YtGM-9Z2bKQ

NARCOECONOMÍA, ECONOMÍAS ADICTAS Y LA QUIEBRA DEL ESTADO FISCAL.


En estos tiempos extraños y convulsos, me sorprendió como siempre me suelen sorprender la estupidez y la inexactitud el ver como todos los telediarios que dieron la noticia calificaban a la banda de los “Miami” como expertos en “blanqueo de dinero” tras la incautación por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado de 75.000.000 de Euros que la banda tenía ocultos en un zulo subterráneo. Me sorprende desagradablemente que unos redactores de informativos consideren que enterrar semejante de suma de dinero sea blanquearlo en modo alguno…
Lo segundo que resulta sorprendente son al parecer los ingentes beneficios que genera el narcotráfico, y al parecer, debido precisamente a la incapacidad de blanquear los mismos, que semejantes sumas en un periodo de escasez de liquidez por causa de la contracción del crédito no puedan ser reinvertidos en otros sectores de la economía real aunque sea, obviamente, con rentabilidades muy inferiores…
Deduzco igualmente que la demanda de narcóticos o los canales de distribución de los Miami están ya saturados al haber sido esos beneficios netos “enterrados” (a modo de un extraño remanente) en vez de convertirse en mayor activo circulante en modo de producto, en distintas fases de distribución o capital circulante de acuerdo con la actividad. No solo la demanda existe (y dudo que en el caso que nos ocupa, sea creada por la oferta), sino que además parece haber tocado techo.
Quisiera dejar absolutamente claro que las consideraciones morales no forman parte en modo alguno del análisis económico, además de que presuponer que “las drogas son malas” formaría parte más bien de una categoría a priori o ficción del intelecto de índole judeo-cristiano al presuponerle una intencionalidad moral (buena o mala) a un objeto inanimado, carente de voluntad… y que lo “bueno o malo” será en cualquier caso el uso de que dichas sustancias se haga… Ciertamente la adicción no es algo positivo, pero no todos los consumos resultan adictivos, razón por la cual las máquinas de premio de tipo B, aunque puedan generar ludopatía no han sido ilegalizadas, y tampoco lo han sido las motocicletas, a pesar de la alta tasa de mortalidad en la carretera de los usuarios de las dos ruedas en comparación con los de otros medios de transporte. Otras sustancias adictivas como alcoholes y tabacos hace tiempo que su consumo ha sido asumido por la sociedad y son fuente de sustanciosos ingresos para la arcas del estado en cuanto a impuestos especiales se refiere.
Es curioso percatarse de que lo que es en realidad un producto agrícola transformado (por kilo), cuyo coste en origen (selva colombiana) es de 3.000 USD, alcance precios de 10.000 USD “puesto” en el Golfo de México, o 30.000 Euros en territorio español : este valor añadido 1.200% es generado exclusivamente por obra de la logística y la distribución y el considerable valor añadido que genera la propia ilegalidad del producto ya que de otro modo, dicho valor añadido sería no muy superior a un razonable coste de transporte, gestión y manipulación (paletización, y envío aéreo o marítimo por container), y es comparable aunque ciertamente un modo exponencialmente mayor con lo que sucede con casi cualquier producto de agro y los distintos precios que alcanzan a lo largo de la cadena de valor. Para colmo, si los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado tuviesen éxito en incautar el 50% de los envíos, la rentabilidad de la actividad seguiría siendo de entorno al 600%.
Parece casi lógico, aunque resulte ser una aberración que obteniendo semejantes rentabilidades netas, contantes y sonantes, y únicamente en términos de valor añadido, que a cualquier “honrado” narco-traficante el 51% de contribución al erario público que representaría la legalización de dichos beneficios – o blanqueo (21% de I.V.A. y 30% de impuesto de sociedades) escape a la racionalidad del paradigma económico en el que opera. De hecho no resulta nada sorprendente en este contexto, que una vez que son dueños de la logística y la distribución, el narco-tráfico mexicano se diversifique hacia la producción de meta-anfetamina por ejemplo, en un claro ejemplo de diversificación de producto, siendo además siendo la meta-anfetamina dependiente únicamente de la disponibilidad de efedrina (sustancia no ilegalizada), su producción no se haya lógicamente condicionada por la disponibilidad de una materia prima clave, y la lógica del emplazamiento y desarrollo de la actividad es absolutamente flexible y únicamente sujeta a una decisión de índole empresarial.

No es raro que surjan voces en favor de la legalización del producto, puesto que el consumo ya lo es, al menos en algunos estados como el nuestro, y en otros de nuestro entorno, y los monopolios de distribución y producción por parte de los estados de productos de alto valor añadido son una tradición desde el surgimiento de los estados-nación, bien sea con los tabacos y las gasolinas hasta el S. XX, o los tapices y la pólvora en tiempos renacentistas. El hecho cierto es que en el caso de la legalización de producto, los impuestos especiales suplirían con creces el valor añadido que otrora generase la propia ilegalidad del producto, puesto que el nivel precios al que los consumidores están dispuestos a comprar está de sobra establecido, y la calidad del mismo estaría garantizada, lo cual no solo no ocurre en la actualidad, sino que los consumidores carecen de vías legales de reclamación, quedando la fidelización de los clientes con relación a la calidad del producto únicamente en “manos” de las leyes del mercado y otra vez las de la “honradez” del narco-traficante. Por lo demás se reducirían considerable los niveles de violencia relacionados con la actividad, puesto que siempre he pensado que la violencia asociada al narco-tráfico tiene más que ver con la propias y considerables cantidades de dinero en efectivo que se mueven, al no poder efectuarse pagos mediante transferencia bancaria por causa de la propia opacidad de las operaciones, ni mucho menos mediante la ejecución de cartas de crédito a nivel internacional, que con la propia naturaleza del producto.
Sin atrevernos a entrar en los pros y los contras de la legalización de las “sustancias controladas”, ciertamente ante la actual falta de liquidez y contracción del crédito que afectan a la economía real como si de los caballeros del apocalipsis se tratase… Si los tradicionales del evangelio de San Juan eran : Peste, Muerte, Guerra y Hambre, en el caso que nos ocupa en la economía española se halla en lo que se ha dado en llamar eufemísticamente “estado de emergencia”, estos hubiesen devenido en : Contracción del crédito, Falta de liquidez, Destrucción de empleo y Hambre… sería interesante plantear escenarios en los que sí pudieran “legalizarse” las ingentes cantidades de dinero que el narco-tráfico ha generado en las últimas dos décadas para que dicha liquidez acudiera en “rescate” de la economía real…
¿Algo parecido a lo que una verdadera amnistía fiscal pudiera significar? ¿Un 10% de penalización sobre los importes emergidos resulta razonable puesto que a los titulares de dichas rentas un 51% no les resulta razonable?
Si al amparo de la economía de “contado” sin entrar a matizar en el origen de los fondos creció la mal llamada “economía del ladrillo”… desde la operaciones de suelo hasta los incentivos para que tanto compradores como vendedores de viviendas ocultaran plusvalías puesto que unos se ahorraban el importe de los impuestos sobre las mismas y los otros un mayor importe de I.V.A. a pagar, destinando ese exceso de recursos que hubiese debido engrosar las arcas públicas al consumo… ¿No sería incluso razonable retribuir dichos capitales?
Recuerdo, si mal no me equivoco cuando el triunfo del monetarismo y la guerra feroz que contra la inflación desatara la administración Reagan, y cuyo arsenal incluyó el desmantelamiento de sindicatos, su ilegalización e incluso la intervención del ejército en el caso de los controladores aéreos… situación imitada en tiempos recientes en nuestro país, que ante un creciente “dolar gap” que mermaba el potencial de crecimiento de la economía americana en un contexto de contracción monetaria, frente a la cantidad de dólares que por motivos diversos se hallaba en circulación en el conjunto de latino-américa, se planteara el lanzamiento de una emisión de bonos del tesoro al portador remunerada y sin preguntas (al 5%, si mal no creo recordar), a cuyo plazo de amortización (largo y a definir, ¿5, 10 años?), su nominal se convertiría en dinero del todo legítimo, es decir, sino blanco al menos no opaco, y del todo blanqueado, momento a partir del cual tributaría a los tipos impositivos ordinarios.
Si las leyes de la moral no se aplican en términos económicos a los objetos inanimados, siendo estos sustancias, que por favor, en estos tiempos “monetaristas” en los que ha triunfado la veneración al “becerro de oro”… tampoco se le apliquen al dinero inanimado o inerte, e incluso “enterrado”, fruto del negocio de los mismos, cuyo retorno a la economía real creadora de empleo es necesaria o casi del todo indispensable antes de que se produzca la quiebra del estado fiscal, o podemos de otro modo seguir financiando las sucesivas re-evaluaciones del peso colombiano, por ejemplo.
Recordando que fueran los hermanos García Ábrego (México – Cártel del Golfo) y no Pablo Escobar (Colombia) quienes se ofrecieran a saldar la integridad de la deuda externa Mexicana a cambio de inmunidad penal y no extraditabilidad a los EE.UU., en una época en la que no se puede sino buscar soluciones alternativas y originales para la financiación del déficit público con un coste razonable, y la dignidad del estado ya está lo suficientemente mancillada con la elusión de responsabilidades penales por parte de los administradores y de los auditores de las grandes “quiebras técnicas” del sector bancario que han exigido el “rescate” por parte del sector público… contrariamente a las leyes de la física conocidas según las cuales la energía ni se crea ni se destruye, sino solo se transforma… dichas responsabilidades solo se desvanecen, desaparecen… o prescriben… no sería descabellado concederle dicha impunidad a quienes de verdad contribuyesen a la financiación del descalabro de nuestras cuentas públicas. Y a las rentas de la prostitución… también, a falta de encuadrarlas en un marco regulador adecuado.

Glenn Frey, Smuggler's blues, 
http://www.youtube.com/watch?v=Qi1oD3eeB4Q

Entender los comportamientos agregados… y el por qué se puede producir la quiebra o fracaso del estado fiscal si el fraude no es combatido adecuadamente…


Cuentan las crónicas que en la época de los Grandes Exploradores y antes de ser convertirse en el plato de honor de unos caníbales del Pacífico, a James Cook le sucedió en uno de sus viajes (el del Endeavour, creo) el hecho insólito de que en el viaje de vuelta el barco se le empezara literalmente a desmontar al no quedar en el casi un solo clavo en su sitio que permitiese mantener la estructura del barco…
El hecho cierto es que las aborígenes del pacífico no solo practicaban una moral sexual mucho más relajada y libre de la que se ejerciera en el occidente judeo-cristiano sino que al desconocer los metales, los clavitos les parecían algo gracioso curioso y extraño… y agradecían recibir uno como presente antes de toda una noche de amor con los desarrapados de la marinería anónima que hacían posible los viajes de James Cook…
Obviamente que un marinero “listo” gozándola a cambio de un clavito ocasional, no hubiese representado mayor problema… pero al correrse la voz, el resultado final de la apropiación indebida de tanto clavo de la embarcación fue que todos corriesen el riesgo de morir ahogados por mor de la desagregación de la embarcación y evidenciar lo nefasto de un comportamiento agregado a gran escala como fue el intercambiar “clavitos” por “amor” entendiéndose por tal el tórrido intercambio de fluidos corporales con hermosas aborígenes…
El hecho cierto es que a pesar de que yo mismo pueda admirar como héroes a aquellos que se arriesgan a sufrir una condena penal al destruir un “bien público” como un radar de carretera por, supongo, el hartazgo de ser multado con afán recaudatorio, puesto no creo que exista evidencia alguna de la correlación entre la presencia de radares y la reducción en los accidentes de carretera (si quisieran de verdad contribuir a la reducción de los accidentes en carretera, lo suyo sería seguir con los desarrollos de la aplicación del carnet por puntos, y echar de las mismas a los conductores irresponsables o temerarios)… Aunque esto se convierte lógicamente en otra de las formas de mermar al estado de ingresos…
Cierto es que a pesar de todas las prescripciones normativas contenidas en el B.O.E., todos preferimos mantener el que consideramos nuestro propio dinero en nuestros bolsillos para disponer libremente de él en vez de que el mismo pase a ingresar las arcas públicas. Lamentablemente tan básico instinto tiene por efecto pernicioso el mermar la capacidad de crecimiento de riqueza.
Un ejemplo que permite distinguir entre la creación pública de riqueza y el “crecimiento económico” medido en términos de Producto Interior Bruto (o intercambio de bienes y servicios a precios finales) : El que yo adquiriese un libro en una librería, que puedo leer (o no) permitiéndome progresar intelectual y culturalmente (o no, ¡aunque parezca absurdo que contribuya a la creación de riqueza comprando un libro y no leyéndolo!), sería considerado crecimiento económico por el valor o coste (para mí) del libro adquirido. El mismo libro adquirido por un biblioteca pública, crearía idéntica riqueza… (en términos de PIB) a pesar de resultar su contenido accesible para cientos o miles de personas… contribuyendo geométrica o exponencialmente a su crecimiento y desarrollo intelectual que yo estimo es indiscutiblemente creación de riqueza, aunque sea inmaterial. A quienes crean que la educación es cara… ¡¡probemos con la ignorancia!!
El efecto de la destrucción de riqueza por mor de un comportamiento fiscalmente irresponsable y egoísta a título individual, es ciertamente pues, incalculable.
Y lo que es más, siendo casi en conjunto total de la Unión Europea tanto la educación como la sanidad bienes públicos, solo computan los mismos a efectos de contabilidad nacional en términos de gasto (salarial del personal, consumos, o inversiones realizadas) mientras que en los Estados Unidos donde gran parte de sanidad y educación se encuentran al amparo de las leyes del mercado, allí se computan económicamente en términos de valor añadido… Es decir, con un nivel de conocimientos idéntico (riqueza), un licenciado universitario en España costaría unos 2.000 Euros en tasas… mientras que un licenciado por Harvard costaría unos 50.000 dólares en tasas… por lo que obviamente hay que inclinarse ante la aparente superioridad de las universidades americanas (sarcasmo) capaces de crear muchísima más “riqueza” que las universidades europeas… aunque en España, por mor de la reciente subida de tasas universitarias, parece que los gestores de la educación superior con carácter público parece que se han empeñado en acortar dicho diferencial… Y por supuesto nuestro magnífico sistema nacional de transplantes, que es ejemplo en todo el mundo, no crea de modo computable mayor riqueza que los costes de su personal y mantenimiento, cuando el valor de la vida humana, o de la calidad de vida de un transplantado de riñón son literalmente inconmensurables.

Tal vez deberíamos dejarnos de complejos absurdos y asumir que tan solo en términos de educación y sanidad el Producto Interior Bruto europeo se encuentra deflacionado un 20% o un 25% con relación al de los EE.UU., y que la inversión en una mayor capacidad de recaudación por parte de la hacienda pública, siempre y cuando el gasto público se oriente racionalmente (más bibliotecas y menos obras faraónicas innecesarias, como por ejemplo los aeropuertos innecesarios, definiendo como innecesarios aquellos cuya demanda objetiva no justifican en modo alguno su construcción y mantenimiento, ejemplos por todos conocidos, y por lo cual resultarían más útiles como albergues sociales o “ocupados” por sin techo), puede tener de un modo efectivo una capacidad inconmensurable o infinita de creación de riqueza… ¿dónde están pues los economistas Keynesianos?

China Crisis, Working out (fire & steel), 
http://www.youtube.com/watch?v=cfVLIyXKfVs
Chris Rea, On the beach, http://www.youtube.com/watch?v=jQTVpem9-hI
Motörhead, Love for sale, http://www.youtube.com/watch?v=bOm7L0WRfBU

PERO EN DEFINITIVA… ¿QUÉ ES SER ECONOMISTA?… Y LIMITACIONES O ABERRACIONES DE LA ECONOMÍA CONTEMPORÁNEA…


En los ciertamente convulsos momentos actuales en los que el futuro está marcado por una gran incertidumbre ha surgido una nueva rama de la economía propiamente esotérica que daré en llamar “economía de la bola cristal” en esta época de tarotistas televisivos ( apología sublime y sacralización mediática de la irracionalidad, el sinsentido y la estafa ) y que intenta contestar infructuosamente a las preguntas de si habrá crecimiento o no, o en sentido contrario, si habrá caída, contracción, desaceleración, o recesión de la actividad económica y en qué medida generalmente expresada en términos porcentuales del Producto Interior Bruto… cubriéndose de oprobio y dándole mala fama a la economía como ciencia al ser su capacidad de acierto al menos escasa o casi nula… haciéndonos pasar a todos aquellos que nos consideramos economistas por inútiles o incompetentes, en vez de reconocer de un modo mucho más sencillo que la economía no pertenece a las artes adivinatorias.
Además aparecen personajes o personajillos ejerciendo de gurús como Francisco Álvarez, a quien su madre podría haberle dicho que podía trabajar en cualquier cosa que no fuese la bolsa con sus muchas capacidades, o que podría ahorrarse ser crítico con un sistema del que él mismo formó parte durante años, porque la honestidad laboral e intelectual es algo que se ejerce ex-ante y no ex-post (a mí el afán de no contribuir o ser en modo alguno cómplice de delitos económicos me ha costado en al menos una ocasión el puesto de trabajo como contable) ; o el ilustrísimo e ilustradísmo en temas económicos Sr. Abadía, ambos dos artífices de originales discursos mediáticos, conferencias, libros y un largo etc. que los posiciona como economistas por el contenido de sus discursos… ¿Pero qué es un economista en realidad?
Intentaré hablar primero de algo de lo que entiendo : la cerveza… me gusta la cerveza, y a efectos prácticos creo (es decir, tengo el dogma irracional) que la peor de las cervezas de barril del mundo es mejor que la mejor de las embotelladas… algo irrelevante a efectos del siguiente experimento en el que intentaré contestar a una simple pregunta ¿Cuando vale un litro de cerveza?
Ficha técnica de la muestra : Amstel, botella de vidrio de 1,1 Litros, y 3 latas de 37,5 centilitros. Al desear determinar el valor de la cerveza (unidad = 1 litro) es pertinente excluir el valor o coste de la distintas unidades de condicionamiento (cada una con una estructura de costes distinta y diferenciada, y tal vez en algunos casos superior a la del producto almacenado) debido a que con un único tipo de condicionamiento tendríamos una única ecuación con 2 variables, y por lo tanto insoluble, elegimos igualmente unidades de condicionamiento reciclables por causas medio-ambientales.

Lugar de la compra : Lidl Supermercados S.A.U. C/ Doctor Sapena, s/n 26.05.12 a las 13:00 horas.
1,125 x – y = 1,47
1,10 x – y = 1,34 (Donde x = valor del litro de cerveza e y = valor o coste del condicionamiento)
==> x = 1,21818 + 0,909 y despejando y = 0,09734 y lógicamente x = 1,129684 Euros (con un 18% de I.V.A., incluido, antes de la reciente subida de dicho impuesto), valor de la cerveza, excluida fiscalidad indirecta : x + 0,18 x = 1,129684
==> x = 1,129684 / 1,18 = 0,95735 ==> 1 Litro de cerveza neto de impuestos vale pues 0,95735 Euros.
(desconocemos la fiscalidad “especial” que grava a la cerveza, y la excluimos pues del análisis).

Podemos concluir que un economista es alguien que se interesa por el valor de las cosas, o que al menos se plantea modos racionales de averiguarlo, algo más sencillo en el caso de un litro de cerveza que una acción o título de renta variable, por ejemplo.
Podemos concluir igualmente que un economista es una persona muy aburrida capaz de utilizar un aparato matemático relativamente complejo para dar respuesta a una pregunta relativamente sencilla.

Es más… tras haber releído a algunos de los padres del ciencia como Karl Marx, Adam Smith o David Ricardo constato que los mismos escribieron obras de gran relevancia intelectual y perfectamente válidas y actuales sin incluir en las mismas una sola ecuación.
Que yo sepa ningún modelo macro-económico o econométrico de oferta y demanda inter-temporal de dinero explicaría una obviedad del sentido común como que si el crédito se expande en una medida mucho mayor que el crecimiento de la economía real… quedamos lógicamente abocados en ejercicios ulteriores a una marea de embargos y la subsiguiente carestía de liquidez a parte de una lucha feroz y encarnizada por la renta disponible entre los distintos agentes económicos… que es el marasmo en el que más o menos anda sumida actualmente la economía española tras un orgiástico periodo de exceso de disponibilidad recursos y endeudamiento… Aún peor, dicho marasmo es causa en parte de la adoración monetarista a la supuesta verticalidad de la curva de Phillips a largo plazo (más un acto de fe y un concepto esotérico que una realidad social, económica o sociológica) y a las mal llamadas expectativas racionales (valederas de un premio Nobel para mayor asombro) que justifican las políticas monetaristas contractivas al presuponer que las políticas monetarias son “esterilizadas” por el comportamiento de los agentes económicos que se anticipan a sus efectos haciéndolas – teóricamente – inútiles (y que podría explicar al menos en parte la exuberante alza del precio del oroy los procesos de acumulación a lo largo de los últimos años del oro parecen anticipar la posible y tal vez irreversible depreciación del papel moneda o tal vez incluso la quiebra del sistema… o tal vez solo sea la siguiente burbuja sucesora de la del “ladrillo” quedando únicamente pendiente de saber cuando los “mercados” – que a fin de cuenta no son más que el resultado agregado de lo que los agentes económicos hacen con su dinero - se percaten de que el ORO a 1.800 dólares la onza es una sobrevaloración irracional de dicho activo y no un valor refugio “seguro” ante la posible quiebra del sistema y el posible cambio de paradigma), habiéndose privado las instituciones políticas responsables de la economía del uso de herramientas de política monetaria desde el advenimiento del Euro y la proclamación de la total independencia del Banco Central Europeo, y cuyo único objetivo es mantener la estabilidad de precios mientras que la Reserva Federal de los EE.UU., tiene por objetivos sin orden jerárquico ni prioridad entre ellos : la estabilidad de precios, el crecimiento económico y el mantenimiento del nivel de empleo.
En cuanto a averiguar cuanto “vale” una acción o título de renta variable… En un pasado no muy lejano, distintos fondos de inversión privados con carácter especulativo experimentaron con el desarrollo (por otra parte costosísimo) de los llamados modelos cuánticos… reclutando matemáticos para desarrollar muy complejos modelos de índole físico-matemáticos con el propósito de determinar la cotización de títulos en bolsa sobre la base de sus datos históricos pasados parametrizados y contextualizados y extrapolados de muy distintas formas. En contra del más elemental sentido común, alguien sensato no debería llegar a creer que una secuencia pasada de datos es más relevante para establecer una previsión sobre un dato futuro de una cotización en bolsa, que lo que puedan ser : el propio balance de la empresa (que puede ser más o menos creíble a pesar de las supuestas garantías de la supervisión de los auditores o las bendiciones de la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores), la capacidad de sus gestores y administradores (que Rodrigo Rato sea un buen economista – monetarista de buena fe – no obstante no transforma de forma mágica la suma de las quiebras técnicas de varias entidades de crédito en un banco rentable ni mucho menos solvente), sus beneficios (y el destino de los mismos : crecimiento endógeno, exógeno, reparto en forma de dividendos o la acumulación de reservas para financiar un mayor crecimiento), su capacidad de innovación y desarrollo e innovación (que condiciona el éxito como empresa de Apple, por ejemplo), la evolución de sus canales de distribución, o el contexto económico en general (en el caso concreto de nuestro maltrecho país y su aún más maltrecha economía : del desplome de la demanda) y por supuesto, la propia propensión de los mercados a la irracionalidad, así como otros “crashes” anteriores me incitan a pensar que esa tendencia a la exuberancia irracional y la “sobrevaloración de activos”, así como la brusca corrección de la misma por el mercado (desplome de las cotizaciones) sean tal vez algo sistémico. Nada sorprendente si tenemos en cuenta las escasas profundidad y amplitud de los mercados de valores frente a la tremenda capacidad de creación de riqueza (y lógicamente de masa monetaria) de la economía real. Si el dinero no pudiera más que afluir a un ingente mercado organizado de vehículos de segunda mano, estos no podrían sino verse sobrevalorados al cabo de unos pocos días. Aunque ciertamente el público en general tiene una idea más racional a cerca del valor un vehículo de ocasión que sobre el Valor Actual Neto de los dividendos esperados de un título en particular (o valor teórico de la acción), y desde luego se dejaría influenciar en menor medida por opiniones ajenas de expertos, gurús, o sociedades gestoras de valores a la hora de comprar un vehículo de ocasión en un mercado organizado cuyos mecanismos desconoce y que sin embargo otros agentes económicos (generalmente mediadores en el mismo) sí afirman conocer.
Así que si quieren conocer el futuro… llamen a un tarotista… y si aspiran a conocer el valor de una acción aceptada o no a cotización oficial, por favor, no llamen a un matemático… y en cuanto a la utilidad real y práctica de un economista, a parte de la denuncia de los comportamientos absurdos propios y ajenos, eso es algo sobre lo que aún tengo que indagar.

P.S. La cerveza utilizada en la fase experimental del artículo ha sido ingerida con sumo placer por el sujeto experimentador agradeciendo no haber tenido que recurrir a la Kronenburg 1664 en ninguno de sus formatos para el mismo (¡Francisco Álvarez lo entendrá!), el ticket de compra es conservado como “testigo”.

Motörhead, Beer drinkers & Hellraisers , http://www.youtube.com/watch?v=0kbkSU98vlE 
John Lee Hooker, One bourbon, one scotch, one beer
http://www.youtube.com/watch?v=BIvka3SSv9Y

La innovación “gelipoyas”… que también la hay…


Hay apóstoles de mantras absurdos que pretenden salvar al mundo repitiendo fórmulas que a-contextualizadas son bastante carentes de significado como por ejemplo “el futuro, es la innovación”… que como toda afirmación categórica, merece ser no obstante relativizada.
Me basta con un ejemplo para desmentir dicha afirmación, y este lo encontramos en las innovaciones del pasado y en la carrera espacial, magnífico ejemplo de los logros que se pueden alcanzar cuando se les asigna una cantidad de recursos casi ilimitados a un personal técnicamente cualificado, en una época en la que parecían no existir restricciones presupuestarias, tanto para carrera espacial como para la íntimamente relacionada con ella carrera armamentística, en una época en la que las agencias de rating no censuraban la asignación de recursos públicos.
Reunidos 20 años después de concluida su vida activa, técnicos jubilados de los programas espaciales americano y soviético (por ahora las únicas 2 naciones capaces de poner a un hombre en la luna), procedieron a comparar los recursos técnicos mediante los cuales resolvieron algunos de los cientos de impedimentos y barreras a los que se enfrentaron a la hora de llevar a cabo dicha hazaña.
Uno de dichos problemas es que al parecer los bolígrafos convencionales no funcionan en condiciones de ingravidez, y los técnicos del programa espacial americano gastaron 1,5 millones de dólares de los años sesenta en un bolígrafo que sí pudiera hacerlo, al preguntarle a los técnicos soviéticos como lograron ellos resolver dicha cuestión, la respuesta fue un escueto : “Nostrosss usarrr lápiz”. La tecnología empleada en dicho bolígrafo capaz de escribir en condiciones de ingravidez fue posteriormente utilizada para fabricar los bolígrafos “paper mate”, cuyo funcionamiento resultaba a mi humilde modo de entender un tanto mediocre en condiciones de gravedad convencional, por lo que se ve nunca lograron destronar a los “bic” ni alcanzar cuotas de mercado relevantes antes de desaparecer.
La respuesta de los soviéticos por otra parte plantea una respuesta obvia sobre el ingenio práctico : la inutilidad de invertir en nada, cuando ya existen medios (aunque ciertamente menos glamurosos) de satisfacer una necesidad existente. Y en el espacio, como en cualquier otra parte, para hacer funcionar al lápiz, basta con un sacapuntas, o una navaja… que no hacen falta para hacer funcionar un portaminas, por lo que resulta que la innovación “per se” no es la respuesta… ¿Yogur de olivas, alguien se apunta? Semejante engendro nunca ha sido desarrollado, pero a la hora de integrar los criterios de rotación de stock en la referenciación de productos en los líneales de sus supermercados, Juan Roig tuvo la ocasión de constatar que les habían colado en sus lineales de producto refrigerados (el más caro de mantener debido al consumo energético asociado al mismo) un espantajo de gazpacho enriquecido con calcio, como si el mismo supliera carencias que no deberían existir en una dieta saludable y normal, y que por razones obvias de falta de aceptación suficiente por “el mercado”, es decir la gente que con sus “Euros” o “votos monetarios” deciden qué productos se extinguen, y cuales se mantienen, no cumplía con los criterios reforzados de rotación de stocks que decidió implantar, y que por si mismos tampoco son una innovación en materia de gestión, sino una mejor aplicación de técnicas existentes y conocidas.
De idéntico modo, las empresas se hallan sumidas en un entorno altamente competitivo, en el que casi todo está ya inventado, existiendo una dinámica de incentivos negativos a la innovación por causa de la espiral competitiva de la copia por la cual : yo innovo, él me copia, yo tengo que asumir los costes de i+d+i, por lo cual él es más barato, yo pierdo cuota de mercado, mejor hago productos “me too”…
Así que antes de lanzarnos a la carrera de la innovación (como a la de la presencia en las “redes sociales”), resulta conveniente plantearse al menos la cuestión de si se satisface verdaderamente una necesidad del mercado (la única realidad casi absoluta de la mercadotecnia es que la producción de bienes y servicios ha de satisfacer necesidades), si se conseguirá amortizar las inversiones efectuadas, y si se disponen de recursos suficientes para defender nuestras innovaciones tanto frente al público (marketing y comunicación : ¿entenderán para qué sirve? ¿cómo se utiliza?), como frente a la competencia más o menos desleal de las copias que inducen a confusión, imitación, o incluso la violación de patentes, mediante sistemas de vigilancia del mercado y el uso del arsenal jurídico existente, que tampoco resultan poco onerosos de sostener.
En cualquier caso, ahí dejo mi idea y concepto del “Yogur de olivas”, por si alguien le apetece desarrollarla, yo me abstendré de ello.

David Bowie, Space Oddity, http://www.youtube.com/watch?v=cYMCLz5PQVw
M-Clan, Llamando a la tierra, http://www.youtube.com/watch?v=hLjAU4LWCqI

¿Dónde están los economistas de verdad? ¿Y dónde los Keynesianos?


En los ciertamente convulsos momentos actuales en los que aparecen personajes o personajillos ejerciendo de gurús como Francisco Álvarez, a quien su madre podría haberle dicho que podía trabajar en cualquier cosa que no fuese la bolsa con sus muchas capacidades, o que podría ahorrarse ser crítico con un sistema del que él mismo formó parte durante años, porque la honestidad laboral e intelectual es algo que se ejerce ex-ante y no ex-post (a mí el afán de no contribuir o ser en modo alguno cómplice de delitos económicos me ha costado en al menos una ocasión el puesto de trabajo como contable) ; o el ilustrísimo e ilustradísmo en temas económicos Sr. Abadía, ambos dos artífices de originales discursos mediáticos, conferencias, libros y un largo etc. que los posiciona como economistas por el contenido de sus discursos… no obstante si los mismos no carecen de cierto rigor intelectual, tal vez el mismo del que han parecido carecer en los últimos tiempos los gestores de recursos públicos, no hay nada en su discurso que destaque por su particular originalidad, o rebelión contra las “ruedas de molino” con las que intentan hacernos comulgar… lo cual hace que me plantee ¿Dónde están los economistas de verdad? ¿Y dónde los Keynesianos?…
Definiendo como Keynesiana por una parte la defensa de las políticas de gasto público, como mecanismo de creación de riqueza… un ejemplo que permite distinguir entre la creación pública de riqueza y el “crecimiento económico” medido en términos de Producto Interior Bruto (o intercambio de bienes y servicios a precios finales) : El que yo adquiriese un libro en una librería, que puedo leer (o no) permitiéndome progresar intelectual y culturalmente (o no – ¡aunque parezca absurdo que cree riqueza el que compre un libro y no lo lea!), sería considerado crecimiento económico por el valor o coste (para mí) del libro adquirido. El mismo libro adquirido por un biblioteca pública, crearía idéntica riqueza… (en términos de PIB) a pesar de resultar su contenido accesible para cientos o miles de personas… contribuyendo geométrica o exponencialmente a su crecimiento y desarrollo intelectual que yo estimo es indiscutiblemente creación de riqueza, aunque sea inmaterial. A quienes crean que la educación es cara… ¡¡probemos con la ignorancia!!
Por no hablar de la Educación y la Sanidad, siendo casi en conjunto total de la Unión Europea tanto la educación como la sanidad bienes públicos, solo computan los mismos a efectos de contabilidad nacional en términos de gasto (salarial del personal, consumos, o inversiones realizadas) mientras que en los Estados Unidos donde gran parte de sanidad y educación se encuentran al amparo de las leyes del mercado, allí se computan económicamente en términos de valor añadido… Es decir, con un nivel de conocimientos idéntico (riqueza), un licenciado universitario en España costaría unos 2.000 Euros en tasas… mientras que un licenciado por Harvard costaría unos 50.000 dólares en tasas… por lo que obviamente hay que inclinarse ante la aparente superioridad de las universidades americanas (sarcasmo) capaces de crear muchísima más “riqueza” que las universidades europeas… aunque en España, por mor de la reciente subida de tasas universitarias, parece que los gestores de la educación superior con carácter público parece que se han empeñado en acortar dicho diferencial… Y por supuesto nuestro magnífico sistema nacional de transplantes, que es ejemplo en todo el mundo, no crea de modo computable mayor riqueza que los costes de su personal y mantenimiento, cuando el valor de la vida humana, o de la calidad de vida de un transplantado de riñón son literalmente inconmensurables.
Lamentablemente más que en bibliotecas públicas, el gasto público se ha orientado en los últimos años a inútiles obras faraónicas más parecidas a los abogados por las políticas de gasto público como modo contra-cíclico de estimular la economía que el propio Keynes definía no sin cierto cinismo como : incentivar la demanda de agujeros en el suelo (gasto deliberado en un bien inútil), valgan como ejemplo de esos desmanes faraónicos, y también como ejemplo de la política Keynesiana ejercida por los egipcios : ¿se puede justificar la pirámide de Keops como ciertamente un excesivo mausoleo para un solo hombre fuera del marco de una política de gasto público? Valgan como ejemplos de nuestra realidad actual y de nuestro reciente pasado :
Una chorrada mítica, creadora de empleo estacional, ejemplo de producto sobredimensionado para el que la demanda real no ha cubierto las expectativas de 1,500,000 visitantes fundamentada únicamente en el sesudo y teledirigido doctorado de quien es actualmente profesora titular de un centro de enseñanza superior de esta comunidad, y sobre el altar de conceptos tan bonitos como el de “oferta complementaria” en el que se intenta construir un nuevo modelo de desarrollo turístico de nuestra región, más allá de los socorridos, intemporales, y aún vigentes del tradicional modelo de “sol y playa” (y borrachera).
Aeropuertos innecesarios (Ciudad Real, Huesca, Castellón…), definiendo como innecesarios aquellos cuya demanda objetiva no justifica en modo alguno su construcción y mantenimiento, por lo cual resultarían más útiles como albergues sociales o “ocupados” por sin techo y lo que es peor, nuevas terminales de aeropuertos, como la inconmensurable y faraónica del aeropuerto de Alicante, habiéndose intentando transmitir desde los poderes públicos responsables de su desarrollo la “rueda de molino” (así ha quedado reflejada en las hemerotecas) con la que yo no comulgo el que permitiría “duplicar la capacidad de pasajeros del Aeropuerto de Alicante”, al quedarme meridianamente claro que la capacidad de transporte de pasajeros de un aeropuerto depende directamente de la cantidad de pistas de las que dispone de las que depende la creación los “slots” o derechos de aterrizaje y despegue de las líneas aéreas por tramos de 3 a 5 minutos (creo), siendo la única pista del aeropuerto de Alicante la que es, y la afirmación antes mencionada un auténtico insulto a la inteligencia de los sujetos administrados.
Una ciudad de los fuegos artificiales de la exposición mediática de los responsables políticos que incitaron a su desarrollo con subvenciones públicas distorsionadoras del mercado según una decisión de la Comisión Europea… cosa de podría resultar discutible, sobre la base del valor objetivo de la creación artística y la reciente oleada de “cinema en Valenciá” con la televisión pública por cliente con la que parcialmente se justifica la existencia de dichos estudios… De idéntico modo se hubiese podido distorsionar el mercado para el desarrollo de un automóvil autóctono, pero de eso ya se ocupa una multinacional americana.
¿Y dónde estaban los críticos y los Keynesianos para sugerir un mejor empleo de los recursos públicos ex-ante? Y lo que es aún más importante, en estos tiempos de ajustes por mor de los desmanes del pasado y su peso en la demanda y oferta intertemporal de dinero que adopta muy diferentes formas de endeudamiento público y privado ¿dónde resultarían menos dolorosos dichos ajustes con el propósito de mermar lo menos posible la capacidad de crecimiento y el desarrollo de nuestra economía real (material e intelectual), y sobretodo dónde están los Keynesianos que respondieran a esas preguntas?
En cuanto a los mecanismos sistémicos que incentivaron la inflación del gasto público hasta la inutilidad del mismo, hay seguramente respuestas que no sean del todo agradables relacionadas con los sistemas de asignación de los contratos públicos y que jamás han incentivado el ahorro con relación a las partidas presupuestarias asignadas, y en cuanto a los efectos distorsionadores de las subvenciones públicas en los mercados, el mismo merece ser objeto de un artículo enteramente a parte.

Un pingüino en mi ascensor, Urdangarín, 
http://www.youtube.com/watch?v=WtMVu1cqFCI

"Papi, Papi Torres no me lleves Pa´Alhaurin",
http://www.youtube.com/watch?v=szzJd4fW8nE