lunes, 13 de enero de 2014

EL DÉFICIT DE LA SEGURIDAD SOCIAL… SON LOS PROCEDIMIENTOS… NO LOS MEDICAMENTOS… O COMO UN SISTEMA PUEDE DEVENIR ALTAMENTE INEFICIENTE POR LA APLICACIÓN DE PRINCIPIOS BUROCRÁTICOS.


La Seguridad Social, en su vertiente de prestataria de servicios sanitarios con carácter universal y gratuito, debería ser vista con orgullo por todos los españoles al ser fruto y reflejo de nuestros esfuerzos colectivos, así por supuesto nuestro magnífico sistema nacional de transplantes, que es ejemplo en todo el mundo, no crea de modo computable mayor riqueza que los costes de su personal y mantenimiento, cuando el valor de la vida humana, o de la calidad de vida de un transplantado de riñón son literalmente inconmensurables.
Lamentablemente sus costes son cuantiosos, y sus funciones están siendo cuestionadas. Obviamente por su tamaño tiende a ser una institución con carácter burocrático con las limitaciones propias de los mismos tanto por sus excesivos procedimientos como el exceso de rigor a la hora de aplicar los mismos.
Me fascina la profesionalidad de mi médica de cabecera quien en el 2009 me puso en tratamiento por una hipertensión crónica con una profesionalidad mucho mayor que la del “especialista”, ya que teniendo diagnosticada y medida una hipertrofia del ventrículo izquierdo por una cardióloga en Francia desde 1998 (con una ecogafría del corazón de elemento diagnóstico) ; mi cardiólogo no se dignase sin embargo en mirar de reojo más de un segundo la radiografía torácica de mi persona para concluir que mi hipertensión es “idiopática” según él, término que en este caso no define que su causa sea indeterminada, sino su propia incompetencia o falta de voluntad para constatar la misma… Buenos y malos profesionales los hay en todos los ámbitos de actividad humanos… Me fascina de idéntico modo que mi médica de cabecera mismo pase más tiempo delante de la pantalla de su ordenador absorta en rígidos procesos y procedimientos administrativos condicionados por la propia máquina o el “sistema” en vez de haciendo “cosas de médicos”, así como me fascina que sus funciones básicas queden limitadas tanto a la expedición de recetas (fármacos, siempre los necesarios según criterios médicos, por lo que no cabe el concepto de “exceso de prescripción”), como a diferir pacientes a los distintos especialistas de la medicina. Curiosamente entidades de seguro privadas que se rigen por el principio del ánimo de lucro, entregan con sus contratos cuadros médicos completos que incluyen especialidades confiando en que sus clientes sabrán distinguir si su dolencia necesita de la atención de un cardiólogo, un neumólogo, un ginecólogo, un nefrólogo, un urólogo, un dermatólogo, un otorrinoralingólogo, un podólogo, un pediatra, un cirujano maxilofacial, un oftalmólogo, o un proctólogo (dentro del largo etcétera de los profesionales de la medicina), a los que acudir directamente según la naturaleza de sus dolencias, sin tener que pasar por la primera “criba” de un profesional generalista (médico de cabecera) que lo difiera a un especialista al que hubiese podido acudir de motu propio desde un principio con el consiguiente ahorro de tiempo (propio y del profesional de la medicina), recursos económicos (tiempo del profesional) y lógicamente una mayor eficiencia, como la menor saturación de las consultas de las médicos generalistas (que afecta a los demás usuarios), al poder acudir directamente a un especialista.
Andaba yo sumido en estas reflexiones cuando un excrecencia “tumoral” según los profesionales de la medicina, y sebácea, supurante y desagradable de ver y sentir sin más para el sujeto administrado que escribe el presente artículo me hizo percatarme del conjunto de horrores del sistema en su conjunto. Tras constatar la presencia de dicho cuerpo casi extraño aunque creciera de mi propio organismo, acudo a ver a mi eficiente y profesional médica de cabecera, con la esperanza de que resolviera el asunto : un tajo de bisturí, exprimir el cuerpo infeccioso, desinfectar y coser : 5 minutos como máximo, me consta que cualquier enfermero profesional está cualificado para “sajar”… Error, semejantes actos quirúrgicos no tienen cabida en su consulta sino que me difiere a un dermatólogo. Dicho dermatólogo a quien tengo ocasión de consultar cuatro meses después en un centro de especialidades no solo no opera la incisión liberadora, sino que se queja de que me he “estado tocando” (¡y exprimiendo!, y relajando la presión del área inflamada, ya que en caso contrario hubiese llevado un huevo de codorniz colgando a modo de tercera gónada) y descubro que el sistema de la seguridad social excluye de su cuadro de tratamientos la extirpación de verrugas, que nunca me han molestado mucho (tampoco soy una persona demasiado preocupada por la estética) pero ya que estaba ante a un profesional del tema pensé erróneamente podría aprovechar la situación para resolver lo de mis verruguitas. Me cuesta creer y me sorprende que un sistema sanitario capaz de poner helicópteros al servicio de la movilidad de órganos para su transplante corra riesgo de quebrar por solucionar unas simples verrugas… Constato que si bien la “demanda del bien” salud o sanidad puede considerarse ilimitada, las prestaciones dentro del sistema no lo son. Dicha profesional me difiere a un centro hospitalario para ser atendido por un cirujano-dermatólogo o dermatólogo-cirujano, quien al parecer es el único profesional cualificado por mor de la rigidez del sistema para proceder al saje… El problema no es resuelto hasta cuatro meses después y ocho desde la primera visita.
Han sido pues necesarias 3 consultas a profesionales médicos cualificados, en un periodo de ocho meses, para resolver algo que hubiese podido resolver un enfermero desde un principio con unos recursos mínimos y un máximo de eficiencia. Exceso de procedimientos y escasa racionalidad de los mismos por lo coercitivos y rígidos que resultan, exceso de especialización : todos los síntomas que pueden aquejar a una organización burocrática disfuncional y que aquejan al conjunto de administraciones del estado. Es un problema sistémico, y explica como lamentablemente a pesar de que las administraciones se compongan de funcionarios que a título individual son razonables y competentes, los resultados de la administración en su conjunto no sean los que de ella puedan esperar los sujetos administrados (constato las mismas ineficiencias en el INEM / Servef).
Si en una organización privada con ánimo de lucro y compuesta de personal asalariado, un problema que pudiéndose resolver en 5 minutos tardase 8 meses en resolverse (enquistándose, y nunca mejor dicho), alguien debería asumir responsabilidades. Lamentablemente en el caso de la administración es la asunción de dichas responsabilidades en el marco normativo excesivamente riguroso que le es impuesto a su personal (al sanitario entre otros) que explica la ineficiencia de la administración a quien hace tiempo se le olvidó que el poder está donde está la acción, y que las estructuras administrativas no existen ni tienen por objetivo el perpetuarse y justificar su propia existencia, sino para brindar un servicio a los sujetos administrados. Igual la próxima vez actúo cual “pasajero clandestino” con la malsana intención de que me lo resuelvan en urgencias, confiando en que de un modo asimétrico otros usuarios del sistema de salud público no tuviesen un comportamiento tan incívico, ya que si eso fuese así de un modo agregado, las urgencias se hundirían por la saturación por la demanda prestaciones que en realidad no lo son (urgentes). Lamentablemente, los ejemplos de comportamientos agregados nefastos con relación a lo racional de la lógica que los motiva individualmente son legión.
P.S. En estos momentos podría ser yo mismo transmisor sin padecerlo del virus del papiloma humano (soy del todo asintomático), a lo que el sistema nacional de salud no sabe responder porque la serología que permitiría averiguarlo no está contemplada en el sistema. Colmo de las aberraciones, puedo transmitir una enfermedad a terceros por ignorancia (y el sistema no favorece ni un mejor conocimiento ni por consiguiente un mayor nivel de prevención), pendiente de que los resultados en otras personas me permitan constatar si soy o no vector del virus. Suerte que para el caso del V.I.H., existen los Centros de Información y Prevención del Sida que operan de un modo más próximo y flexible de acuerdo con la responsabilidad individual de todos y cada uno.

Mojinos Escocíos, ¡¡Qué bueno que estoy!! ,
http://www.youtube.com/watch?v=YtGM-9Z2bKQ

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